¿Cómo prevenir el suicidio?

En mi tarea como agente en prevención, recorro la Argentina dando charlas y talleres en los que abordo problemáticas emergentes en jóvenes y adolescentes y dos de las problemáticas por las que más se me solicita son las adicciones y el suicidio.

En el verano del 2020 estuve en el norte de Argentina compartiendo la palabra de Dios y una serie de charlas de prevención. El primer día tuve un sueño que perturbó mi descanso, me desperté sobre exaltado y muy cansado. En el sueño, Dios me mostraba la violencia y la ira que había en el corazón de los adolescentes, la promiscuidad, la enfermedad de las adicciones, padres sufriendo de incertidumbre y, finalmente, la problemática del suicidio. Ya sabía que ese campamento sería un gran desafío, pero tenía paz de que Dios estaba en el asunto.

Esa noche luego del mensaje, muchos jóvenes y adolescentes pudieron ser libres, perdonados, sanos y salvos. Quedamos hasta altas horas de la madrugada expresando lo que estaban viviendo, abriendo su corazón a Jesús, pidiendo ayuda. Finalizada la primera jornada, uno de los pastores que organizaba el campamento, me preguntó si podíamos hablar, a decir verdad, me preocupé, pensé que quizás había abierto un tema que les pudo molestar, pero tenía en claro que era lo que Dios quería hablar, así que estaba seguro. Cuando el pastor me dice: “¡Que tremendo esto del suicidio, un tema del que poco se habla y sinceramente yo tampoco hablo del tema y creo que necesito hacerlo!”. Yo me relajé por unos segundos cuando escuché su aprobación, pero me descolocó cuando continuó diciendo. “Hace años que lucho contra el pensamiento suicida, casi todos los días pienso en quitarme la vida o en irme lejos, pero me detengo cuando veo a mi familia”.

El suicidio es un problema que también atraviesa a los cristianos, más de lo que pensamos y debería ser un tema del que hablemos con más frecuencia. Aún la Biblia señala varios casos de hombres de fe que desearon morir. Por ejemplo, Elías, quien en cierto momento se sintió solo, tuvo miedo y pensó que no valía para nada. Así que suplicó: “Oh Jehová, quítame el alma” (1 Reyes 19:4).

También encontramos a Job, quien, de la noche a la mañana, su vida se convirtió en una pesadilla. Perdió todos sus bienes, todos sus hijos murieron trágicamente y tuvo una enfermedad muy dolorosa. Para colmo, lo acusaron falsamente y con crueldad de ser el responsable de lo que le estaba pasando. Job estaba tan harto de su vida que llegó a decir: “No quisiera vivir” (Job 7:16). Otro ejemplo es Moisés, quien tenía una tremenda carga de trabajo, lo criticaban constantemente y llegó a sentirse agotado. Por eso le imploró a Dios: “Por favor, mátame” (Números 11:11,15).

Cada 10 de septiembre, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), promueven el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. En las Américas, se estima que aproximadamente 100 000 personas se quitan la vida anualmente, según los últimos datos disponibles del 2016. La mayoría de los suicidios en la región se producen en personas de entre 25 y 44 años (36 %), y en aquellas de entre 45 y 59 años (26 %). Las tasas de suicidio en hombres son superiores y representan alrededor del 78 % de todas las defunciones por suicidio.

Con nuestro equipo de “Prevenir es Amar” nos sumamos a la tarea y lanzamos una campaña de prevención del suicidio. Se comparten testimonios de vida y entrevistas con especialistas, lo cual tiene un gran impacto en las redes sociales. Se han abierto espacios para pensar y hablar del tema, por lo cual muchas personas se han expresado y han confesado estar luchando con este tipo de pensamientos y conductas, a los cuales actualmente estamos acompañando en procesos de recuperación con la intervención de profesionales de Salud Mental.

Algunas acciones concretas para prevenir el suicidio son:

• Generar de manera intencional espacios de escucha.
• Ser empáticos y fomentar la confianza por medio del respeto y la valorización.
• Acompañar los procesos de crisis o traumas vinculados a las pérdidas o duelos.
• En un plano personal, la detección y los tratamientos tempranos de la depresión y de los trastornos por consumo de sustancias son fundamentales para la prevención del suicidio.
• Mantener un contacto de seguimiento con quienes han tratado de suicidarse y el apoyo psicosocial en las comunidades.
• Si una persona detecta señales de advertencia de suicidio en ella misma o en alguien conocido, debe buscar ayuda de un profesional de la salud lo más pronto posible.

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