En Efesios 1:4-5 dice: “Según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad…”. (LBLA)
Recuerdo aquella tarde, solo tenía 12 años, cuando mi madre me dijo: “Hijo, tu papá y yo queremos decirte algo”. Recuerdo muy bien, mi papá no se atrevía a mirarme, su carácter tierno y humilde no le daba el valor de hablar…. Mi madre continuó diciendo: “Tu eres nuestro hijo adoptado, nosotros no somos tus padres biológicos, pero te amamos igual o más que a nuestros propios hijos…”. Quedé impactado. Ella no se detuvo y me dijo algo que me impactó mucho más: “Nosotros te amamos, pero entenderíamos bien si decidieras en algún momento volver y buscar a tus padres verdaderos, te amaríamos siempre”.
Recuerdo esa tarde, llegué a mi casa, me encerré en mi cuarto y empecé a llorar. Me preguntaba: ¿Que hice mal? ¿Por qué alguien no querría ser mi padre y mi madre? ¿Por qué me iría a buscar otros padres si son ellos a los que conozco? Luego de varios años, vine a entender que en el diseño, Dios sabía que algunos quedaríamos desprovistos de padre y madre natural y Él tendría que escoger personas con un corazón dispuesto a tomar ese lugar para nosotros.
Un hijo adoptado es escogido
Recuerdo haber ido a mi madre luego de un rato y preguntarle: “¿Por qué pensaste que por mi mente pasaría regresar al pasado y buscar otros padres que no fueran ustedes?”. El hombre y la mujer que abren su corazón a un hijo que no es de ellos, lo abrazan, lo cuidan, lo protegen y lo sustentan; son personas cuyas características sentimentales, dirigidas a la familia son similares a las de Cristo. ¿Cómo podría abandonar ese amor que me miró indefenso, abandonado y fue a buscarme sin importarle cuán sacrificada sería la vida para ellos de ese momento en adelante? Yo fui un escogido…
Un hijo adoptado es amado y limpio
Recuerdo que vi a mis padres pasar momentos duros y tiempos de desierto. Fueron esos momentos los que hicieron aumentar su amor por mí, lucharon y Dios les favoreció. El principio de adopción me hizo buscar de dónde provenía un amor tan grande. Al conocer que todo había sido por el amor de Dios, solo me llevó a rendirme; Él purificó mi mente, liberó mi pensamiento de rechazo y me convirtió en un hijo favorito, un hijo privilegiado.
Un hijo adoptado es un hijo agradecido
Nunca pensé que llegaría a mi vida la oportunidad de ser padre, ahora tengo una esposa maravillosa y dos hijos. Cada día me levanto a dar gracias a Dios, pues si la adopción no hubiese penetrado en el corazón de aquel matrimonio, la historia hubiese sido distinta. El amor de Dios, gracia y misericordia llegaron a mi vida y me llevaron a tener propósito, esperanza y dirección.
Un hijo adoptado es libre
Si eres como yo, un hijo adoptado, no estás solo. Ahora bien, en algunos momentos, esos pensamientos de rechazo han querido volver a mí. Lo que ha pasado en nuestra vida es que se cumplió parte de la oración de David en el Salmo 27:1 “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿De quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida ¿de quién he de atemorizarme? Luego, en el verso 10 dice: “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá” (LBLA).
Hoy es un buen día para hacer un momento de silencio, recordar que fuimos rescatados de la muerte a la vida, de la soledad a la eterna compañía, del fracaso a la brillante luz de la esperanza. Quizás, hoy sea el día de ir donde tus padres y darles las gracias por escuchar la voz de Dios y venir en tu auxilio. El agradecimiento abrirá las puertas a un futuro brillante, no solo para ti, sino también para ellos. Cámbiales su día.
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