Cartas abiertas: nuestra vida de adoración como ejemplo por seguir por parte de nuestros pequeños

Líderes de Niños Padres

Inspirando a los niños a adorar a Dios 

En el presente artículo vamos a reflexionar juntos sobre algunos puntos imprescindibles para que nuestras vidas sean un grato perfume de alabanza y también ejemplo e inspiración para nuestros alumnos: un espejo en el cual puedan verse reflejados.

Comenzaré compartiendo algunos conceptos:

Al hablar de adoración lo primero que viene a mi mente es intimidad: tiempo a solas con Dios. Ese tiempo en el que me aparto y puedo orar, leer la Palabra, meditar, adorar su nombre, y recordar sus bondades diarias. Lo vemos en Mateo 6:6 (NTV): “Pero tú cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti…”. Ese tiempo que solo Dios y yo conocemos. Tiempo que va a sellar en mi vida la obra del Espíritu Santo, obra que los demás van a percibir en cada tiempo de comunión con la iglesia. Déjame decirte que tus alumnos lo notarán. Te pregunto: ¿cómo es la calidad de tus tiempos de intimidad, en los que te encuentras a solas con Dios?

En segunda instancia, vienen a mi mente algunas características de la adoración. Tendemos a pensar que adoración son esas canciones lentas y reflexivas que cantamos juntos en la Iglesia. Si bien lo son, adorar es más que eso; también es la forma como sirvo, mis expresiones y maneras para con los que me rodean; mi vida y testimonio; mi forma de orar y alabar, tanto en las clases como en las reuniones. ¿Cómo te comportas frente a otros? ¿Cuán sincera es la expresión de tu adoración?

Por último, reflexionemos sobre la importancia de ser ejemplo. El apóstol Pablo animaba a los corintios: “Sigan mi ejemplo, así como yo sigo a Cristo…” (1 Corintios 11:1; NBV). Por ello, te animo a que no dudes ni tengas temor en ser ejemplo para tus alumnos, puesto que ellos tienen los ojos puestos en ti: lo que dices y luego haces; lo que enseñas y cómo lo enseñas. No debemos olvidar quién es nuestro ejemplo supremo y a quién debemos de imitar: a Cristo Jesús. Mi vida de intimidad forjará en mí el carácter de Cristo, me llevará a conocer al Padre y así ser un modelo lleno de su presencia; que impulsará a nuestros niños a seguirle y adorarle.


Algunas sugerencias prácticas

Luego de nuestra reflexión sobre la vida de adoración e intimidad con Dios, mencionaré algunas cuestiones prácticas, las cuales, seguro, traerán a tu memoria experiencias propias, a las que debemos prestar atención.

  • Nuestras acciones frente a los alumnos: ¿cómo les dirijo la palabra cuando los corrijo? ¿Son ellas el reflejo del amor y la misericordia que Dios tuvo conmigo?¿Considero el contexto, la situación y la edad de cada niño? A través de estas preguntas, te animo a que puedas evaluar tu vida sin desanimarte, recordando que la llenura de Cristo y su gracia son lo que te hace perfecto para llevar a cabo su llamado en tu vida.
  • Mi actitud durante los periodos de alabanza y adoración en la reunión de la iglesia: ¿cómo te comportas en esos momentos en que la iglesia reunida canta y alaba a Dios? ¿Qué es lo que dice la expresión de tu rostro? Tus expresiones hablan sobre ti. ¡Estemos atentos, seamos íntegros! Como dice el Salmo 33:1 (RV1960) “en los íntegros es hermosa la alabanza”. Estoy convencida de que si eres genuino, tanto en tus clases como fuera de ellas, tus alumnos serán atraídos a Cristo por tu forma de ser, por tu persona.
  • La importancia de llevar una vida de gratitud y tener un conocimiento profundo de Dios y su obra: ambas cuestiones son vitales y deben convertirse en el material de inspiración de nuestra adoración, para que esta fluya y llegue al corazón de Dios; también inspirando a los que nos rodean ¿Cuánto conoces de Dios? ¿Eres una persona llena de gratitud? ¿Habías notado que el Dios que experimentas es el que transmites a tus alumnos?¿Has podido presentarles al Dios misericordioso, lleno de amor; que perdona nuestras ofensas, el que sana?

Ahora sí: cartas abiertas

“Es evidente que ustedes son una carta de Cristo, expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en los corazones”.

2 Corintios 3:3 NVI

Es necesario que el Señor pueda decir de nosotros, maestros, que somos cartas abiertas que reflejan su amor, su grandeza y su obra; tanto así que nuestros alumnos anhelen compartir junto a nosotros la adoración al único digno de recibirla.

 

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