Conectando a los niños con su creador a través de la alabanza y la adoración

Líderes de Niños

Cuando pensamos en aquellas características o actitudes que se necesitan para establecer un vínculo —con una persona, con un grupo de pares, con la familia, con los amigos, etcétera—, rápidamente, entendemos la importancia que tienen la intención y la interacción. Intención para querer acercarme, compartir, conocer. Interacción para poder comunicar a través de la palabra hablada, los gestos, las miradas y la escritura. Cuanto mayor es la calidad de esa interacción, más profundo será el vínculo. ¡Cuán importante es ser intencionales y actuar en pos de esa intención!

En nuestra vida cotidiana —en nuestra relación diaria con el Padre—, también debemos ser así. Es de vital importancia entenderlo. Como maestros desempeñamos el rol de acompañar a los niños en su crecimiento. Ellos observan atentamente cómo nos movemos, qué decimos, cómo es nuestra adoración, la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Nuestro rol es: propiciar en todo momento la conexión entre ellos y Dios. Acompañar y estimular dicha comunión, mediante la oración, la enseñanza de las verdades bíblicas, la alabanza y la adoración.

Entonces: ¿cuáles son las cosas a las que debo prestar especial cuidado en mis clases/ encuentros con los niños?

¿Por qué es importante la alabanza y la adoración?

1. Dios merece nuestra adoración

La adoración es la respuesta que le ofrecemos a Dios por quien es Él y por lo que Él ha hecho. Leemos en el Salmo 111 NTV: “Alabado sea el Señor...¡Qué asombrosas son las obras del Señor!”.

Les debemos recordar y enseñar a los niños la grandeza del amor de Dios: su bondad, su justicia, su obra, la creación y la salvación que recibimos a través de Jesús. Acompañar con palabras que expresen el amor que le tienen. Oraciones de gratitud y exaltación de las características de Dios Padre.

2. Dios nos anima a adorarle

En el Salmo 100: 1 y 2 leemos: “¡Aclamen con alegría al Señor, habitantes de toda la tierra! Adoren al Señor con gozo. ¡Vengan ante Él cantando con alegría!”. También “Entren por sus puertas con acción de gracias...” (vs. 6a). “Pues el Señor es bueno. Su amor inagotable permanece para siempre y su fidelidad continúa de generación en generación” (vs 5).

Dios nos anima a alabarle y a adorarle a través de su palabra. Nos recomienda hacerlo con alegría, dando gracias, recordando sus bondades. Teniendo en cuenta estas dos verdades, en nuestras clases deberíamos tener tiempos para declarar las características de Dios a través del canto; compartir frases de gratitud, recordando lo que ha hecho por nosotros —desde lo cotidiano, hasta la importancia del perdón de nuestras faltas—; orar juntos.

¿Cómo hacer para que esta realidad ocurra en mis encuentros, reuniones, clases?

Aquí van algunas sugerencias e ideas prácticas para desarrollar en las clases de enseñanza bíblica.

  • Planificar las clases con una estructura: de base flexible, de acuerdo con las características del grupo, la edad y el tiempo de atención.
  • Bienvenida.
  • Tiempo de alabanza y adoración.

Esto puede ser a través de una canción que presentaremos, es decir, si es del repertorio de la iglesia, podemos cantarla directamente. Si es material nuevo, podemos contarles que esta nueva canción habla sobre tal característica de Dios, o nos cuenta sobre la gratitud, etcétera. Recordemos que la alabanza y la adoración también incluyen la gestualidad y la expresión del cuerpo. Podemos animarlos a moverse, a realizar una expresión libre con el cuerpo, a alzar las manos.

También este tiempo puede ser un momento de oración y contemplación. Con una música que suene de fondo, podemos invitar a los niños a pensar en Dios. Con sus ojos cerrados, acompañando ese tiempo, con frases que les traigan a su memoria cuánto Dios los ama y las cosas que les brinda en la semana (familia, amigos, bienes materiales). Este tiempo es muy valioso y, como maestros, deberíamos prepararnos para ello.

  • Desarrollo de la clase: pasar lista, presentación de la historia bíblica, texto por enseñar, actividad práctica.
  • Tiempo de oración para concluir la clase.
  • Desayuno o merienda (si acostumbran).
  • Juego final.

Ideas prácticas para reunions:

  • Tiempo de bienvenida a la reunión, actividad evangelística, evento.
  • Oración colectiva (o a cargo de quien preside).
  • Tiempo de alabanza y adoración.

Canciones que exalten y declaren las virtudes de Dios. Se pueden utilizar objetos para este tiempo, como, por ejemplo: porras de colores, cintas, varillas lumínicas, que luego serán recogidas.

Al momento de la adoración, antes de cantar una canción, se los puede invitar a arrodillarse (guardando silencio, cerrando ojos) para poder centrarse en Dios y en su presencia que está en el lugar. Sería fundamental que los maestros en este tiempo recorran el salón, guíen a los niños y los animen, aun orando por ellos.

  • Momento de compartir la palabra/ enseñanza, de acuerdo con cómo lo haya preparado el equipo de maestros, puede incluir obra de teatro, títeres o imágenes en la pantalla.
  • Oración de consagración.
  • Canción final.

La principal sugerencia es elegir canciones que conozcan los niños, con estructuras claras, en las que haya una sección (estribillo) que se repita. En el caso de las canciones de adoración, deberían ser cortas, con poca letra, repetitivas.

Conclusiones

Si deseamos ver a la generación de nuestros niños adorando y alabando con un corazón sincero a Dios nuestro Padre, debemos acompañarlos en el camino de conocerlo profundamente: reconocer sus bondades, percibirlo a cada instante en nuestras vidas. ¡Seamos de inspiración para que los niños puedan decidir cada día acercarse a Él!

Dice Proverbios 22:6: “Instruye al niño en su camino” (RV60). Esto también se refiere a instruirlos en la alabanza y la adoración.

 

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