La educación humanista versus educación cristiana

Líderes de Niños Padres

El teólogo R. J. Rushdoony (1916-2001) escribió: “El foco de la educación no es el niño, ni los padres, ni la sociedad, sino Dios. Por lo tanto, la educación es principalmente teológica, se centra en Dios, no en la vocación ni en el conocimiento. Debido a la doctrina bíblica del llamamiento o vocación, la escuela cristiana se esforzará por superar a todas las demás en la preparación de sus alumnos. Dado que las revelaciones de Dios proporcionan conocimiento, y que el conocimiento es un aspecto de la imagen de Dios en nosotros, procuraremos superar a todas las escuelas también en este aspecto. Nuestro enfoque, sin embargo, estará en el servicio fiel y competente a Dios”.

Dios estableció el gobierno civil, pero designó cuidadosamente sus límites y responsabilidades. Nunca tuvo la intención ni le dio instrucciones al Estado de enseñarles a los niños. La educación fue confiada a los padres y no deben descuidar su responsabilidad.

Muchos cristianos creen que es necesario reformar el sistema de educación pública. Algunas instituciones, como la iglesia y la familia, deben ser reformadas cuando experimentan deterioro. Las pandillas callejeras, los burdeles y los fumaderos de opio, no deben reformarse; deben ser abolidos. Muchos piensan que para cumplir con la “Gran Comisión”, hay que enviar a los hijos a las escuelas públicas, pues suponen que han de ser “sal y luz”. Teóricamente, son buenos hijos, por lo tanto, envían a sus hijos para que sean una buena influencia sobre los paganos. “El que anda con sabios, sabio será, más el que se junta con necios será quebrantado” (Proverbios 13:20, RVR 1960); “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33). Estas citas no solo afirman que esto no funciona, sino que es lo contrario: los niños con inclinaciones hacia el mal ejercen una influencia corruptora sobre los buenos. Si fueran realmente honestos, admitirían la verdad: es mucho más fácil enviar a los hijos a una escuela con un “plan gratuito” que sufragar una educación cristiana.

No hay evidencia de que la tesis de “sal y luz” sí funciona. Si fuera cierta, las escuelas públicas y la sociedad serían cada vez más cristianas, ya que entre el 80 y el 90 por ciento de cristianos envían a sus hijos a esos centros. Sin embargo, lo que se ve en muchos estudios es que nuestra cultura se torna cada vez más anticristiana, lo cual se puede rastrear, si se analiza la influencia del sistema escolar en el que esos alumnos están perdiendo su sabor y la luz se está convirtiendo en oscuridad.

Muchos cristianos enseñan en el sistema escolar estatal. La mayoría aman a los niños, desean irradiar una buena influencia y aprovechan su posición lo mejor que pueden. No obstante, tienen las manos atadas. Están limitados por el plan de estudios que se les impone y la ley que prohíbe la promoción explícita de la cosmovisión bíblica. No niego que puedan influir con alumnos ocasionales, fuera del horario escolar y al responder preguntas directas de los alumnos. Pero, no pueden cambiar el sistema.

La inmensa mayoría de los jóvenes de iglesia que se educan en escuelas estatales no perseverarán en la fe cristiana como adultos. Si bien es cierto que uno de cada diez alumnos saldrá a flote de la educación pública con una cosmovisión bíblica, los padres no se deben arriesgar a tal probabilidad estadística.

El hecho de ofrecerles a sus hijos una educación anticristiana no es algo que las Escrituras impongan a los padres. El Salmo 127 habla de los niños como flechas en manos de un guerrero valiente, quien tiene en mente lanzar dichas flechas cuando estén preparados. En esa época, los guerreros fabricaban sus propias flechas y dedicaban muchas horas para que estuvieran compensadas y tuvieran la forma adecuada, para volar en línea recta. Entendían que el futuro de toda la nación dependía de tales flechas. No se atrevían a lanzarlas hasta que estuvieran completamente preparadas.

¿Hay alumnos que son guiados a Cristo por otros alumnos en las escuelas públicas? ¿Usa Dios alguna vez la influencia de los maestros cristianos en las escuelas públicas? Por supuesto. De la misma manera que Dios los usa en cada esfera. No interpretemos la gracia de Dios y su voluntad de salvar personas como indicación para enviar a nuestros hijos a más de 10.000 horas de adoctrinamiento anticristiano. Hacerlo, y suponer que saldrá bien, sería un descuido increíblemente irresponsable.

Extracto del libro: La educación ¿tiene Dios algo que decir?

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