Hay eventos en la vida para los cuales nunca nos vamos a sentir preparados, perder un bebé es uno de ellos. La mayoría de las familias que pierden hijos durante el embarazo realmente anhelaban a su bebé, estaban emocionalmente ligadas a él o a ella y habían construido en su mente un futuro que incluía a un nuevo miembro en el núcleo familiar. Cada persona maneja las pérdidas de forma diferente y debemos entender que eso está bien. No hay una fórmula específica que les ayude a todos por igual, pero definitivamente una de las partes más importantes del proceso es el contar con apoyo en el entorno social. Por lo anterior, hoy quiero compartirte algunos consejos prácticos de cómo puedes ser ese apoyo.
1. Estar presente.
Romanos 12:15 TLA dice: “Si alguno está alegre, alégrense con él; si alguno está triste, acompáñenlo en su tristeza”. Si no habláramos de más ningún consejo, probablemente este sería suficiente. Estar presente para alguien que está atravesando el dolor que causa el haber perdido un embarazo es muy importante. A veces, estar presente no requiere nuestra presencia física. Hay personas que no estaban a mi lado cuando perdí a mi bebé, sin embargo, estuvieron cerca durante todo el proceso. ¿Cómo? Llamadas, mensajes de texto, notas con palabras de aliento, detalles que expresan un mensaje, “estoy aquí para ti”.
2. Sé prudente.
La prudencia nos ayudará a entender que no tenemos que decir algo siempre. Hay momentos en los cuales un abrazo es suficiente. Una buena frase para romper el hielo al momento de hablar es: “Siento tanto por lo que estás pasando. Yo me pongo en tu lugar y sé que debe ser muy doloroso. Quiero que sepas que estoy aquí para lo que necesites”. Fíjate que no dije: “Sé cómo te sientes”. ¿Por qué? Porque la verdad es que, aunque puedo imaginarme, no todos procesamos las pérdidas del mismo modo. Otras frases que podríamos evitar son: “No te preocupes, esto va a pasar”, “Quizás es mejor así”, o “Dios sabe por qué hace las cosas”.
3. Empatiza con su dolor.
La empatía nos ayuda a ponernos en el lugar de la otra persona. Si leemos los evangelios en la Biblia, nos daremos cuenta de que vez tras vez Jesús empatizó con aquellos que estaban sufriendo y esto lo movió a compasión. La compasión nos lleva, no solo a identificarnos con el dolor de otro, sino a actuar. La compasión en este caso nos lleva a hacer la pregunta, “¿qué puedo hacer para ayudar?” Quizás la persona no se atreva a decir lo que necesita, pero sé intencional en buscar cuál es su necesidad. De pronto, necesita un tiempo a solas y ofrecerse a cuidar a sus otros hijos varias horas sea de ayuda. Quizás, podrías aliviar alguna carga al llevarle cena una noche.
4. Transmite esperanza.
Si personalmente has pasado por un momento de pérdida y sientes que estás sano o sana, eres una fuente de apoyo. No temas en contar tu historia y brinda esperanza con ella. Si no has pasado por momentos así, con prudencia y empatía sé un embajador de esperanza. Recuerdo que cuando perdí a mi bebé alguien se acercó y me regaló un CD de Kari Jobe. Las canciones hablaban de cómo Dios sigue siendo fiel aún en momentos difíciles; probablemente esa persona no imaginó lo que para mí significó su regalo. Esas canciones me sostuvieron durante aquel momento. No era alguien cercano a mí, pero Dios la usó para traer bendición y esperanza a mi corazón dolido. Tú puedes ser un puente entre Dios y esa mamá o papá que está atravesando el dolor de haber perdido a su bebé. Demuéstrale Su amor y ternura durante el proceso.
Hoy hablamos sobre cómo ser de apoyo a los padres. En nuestra próxima intervención hablaremos de cómo podemos ser de apoyo a los niños durante el proceso de pérdida de un bebé en la familia. Te espero.
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