En la primera parte de este tema, revisamos que no podemos permitir que la próxima generación sea la última.¿Estaremos a tiempo de hacer algo? La respuesta es sencilla, ¡sí! Es posible que estemos haciendo muchas cosas mal, pero nuestras energías deben dirigirse a entender y accionar más que a señalar. No podemos ser la generación que juzga lo que otros hicieron o dejaron de hacer, seamos la generación invisible, la que no busca ser protagonista, sino abrir camino a la generación que predicará hasta el fin. Este es el tiempo perfecto para ver milagros, las maravillas de Dios y el surgir de esa generación apasionada por Dios.
Si logramos mejorar en nuestra capacidad de escuchar a Dios, podremos proveer las siguientes herramientas a los niños. El artículo anterior contiene las dos primeras herramientas, aquí las siguientes.
Tercera herramienta: identidad
Una de las áreas más atacadas en este tiempo es la identidad de nuestros niños. En ocasiones, se encuentran vulnerables ante tantos ataques, y esto es una zona peligrosa. Cuando estamos vulnerables la mentira suena a verdad. Por lo mismo debemos afirmar constantemente y de diferentes maneras que su identidad está basada y completamente ligada a la Verdad. La Palabra nos enseña que Jesús es el camino, la verdad y la vida. (Juan 14:6 PDT) La verdad no es más que su mejor amigo: Jesús.
Una manera diferente y visual de mostrarle cuan únicos y perfectos Dios les hizo es a través de las huellas digitales. Las huellas dactilares o digitales son un “ID” único para cada ser humano. Nunca coinciden dos huellas, ni en los gemelos idénticos. Su patrón también viene condicionado por el ambiente: la presión que sufra el feto por otras partes de su cuerpo, los golpecitos contra el vientre de la madre, su posición o incluso la presión sanguínea pueden llegar a condicionar también nuestras huellas dactilares. Es necesario que todos los días de sus vidas les afirmemos que son únicos.
Jeremías 1:5: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.” (RV60).
• Ellos son hijos de Dios, escogidos y únicos.
• Su identidad no la define la opinión de otro, la define Cristo.
• No pueden ser copiados, no pueden ser clonados.
• Tienen un ADN único, con un propósito único.
• Toda huella deja una marca al igual que ellos dejarán una marca en esta tierra para el Reino de Dios.
Pasión y soñar pequeño
El cuerpo de Cristo no está limitado ni diseñado para cuatro paredes. Debemos enseñarles a nuestros niños a través del modelaje a tener pasión por el perdido y no tener miedo a soñar en pequeño. Aclaro algo, y es que no hay nada de malo en soñar en grande. Es parte normal de la vida y algo necesario en nuestro caminar en fe. Sin embargo, muy poco se habla de la importancia de soñar en pequeño, en salir de lo acostumbrado y comenzar poco a poco.
Imagina a niños que aprendieron desde temprano la importancia de que los padres tengan como prioridad sacar tiempo para la familia, tiempos genuinos de adoración en sus hogares, vecinos ayudando a otros en su comunidad, dando comida al que no tiene, amando al prójimo y ayudando en los pequeños detalles; personas compartiendo con las viudas de la comunidad, jugando con el huérfano, sirviendo y orando por otros. Te sorprenderá muchísimo ver las grandes cosas que Dios puede hacer con los pequeños detalles de amor. Recuerda que Dios hace los océanos de pequeños ríos.
Cuarta herramienta: poder trabajar en equipo con todo el cuerpo de Cristo
No es tiempo para protagonistas del Evangelio. Cristo es el único protagonista de esta gran aventura. Es tiempo de desarrollar, formar y levantar a una generación dispuesta a colaborar los unos con los otros. Este es el tiempo para que los quioscos ministeriales sean derribados y se levanten lazos de colaboración entre cada parte del cuerpo alrededor del mundo. El Evangelio es sencillo y, en ocasiones, somos nosotros y nuestras agendas personales los que complican el diseño perfecto de Dios. Rompamos con los malos patrones y demos espacio a oportunidades de que algo nuevo pueda ser. Soñemos en pequeño y comencemos esta aventura un niño a la vez. Comencemos en casa, y levantemos juntos la generación de los últimos tiempos.
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