Apologética para niños: Jesús histórico

Líderes de Niños Padres

Una de las discusiones que se ha dado durante varios siglos es la existencia o no de Jesús, por lo tanto, es de suma importancia que los niños cristianos puedan manejar muy bien esta información, porque, desde la vereda de la incredulidad, se dice que son mitos o relatos inventados. El Jesús histórico, como bien sabemos, lo conocemos gracias a hombres que vivieron en ese tiempo específico y registraron los hechos investigados, como testigos oculares y auditivos de la historia. Debido a lo anterior, el trabajo del historiador es tan importante, porque a través de ellos podemos entender el presente, por los registros históricos.

Cada país tiene sus héroes nacionales, hombres que marcaron un hito en su nación y, en la actualidad, son recordados con estatuas, nombres de calles en su honor etcétera.

La nación de Israel también tiene historiadores, que registraron los hechos que marcaron diferentes tiempos. Uno de esos historiadores es Flavio Josefo (judío), quien vivió en el primer siglo, del año 37 al 100 d. de C; es decir, en el mismo siglo que vivió Jesucristo. Flavio Josefo, como historiador, nos habla de Jesús, lo cual significa que Jesús es real. Mira lo que escribió este historiador: “Jesús, un hombre sabio, si es que es correcto llamarlo hombre, ya que fue un hacedor de milagros impactantes”.

Este historiador no era de ninguna creencia o religión como las que conocemos hoy, es más, pertenecía al grupo de los fariseos, no olvidando que este fue el grupo que llevó a Jesús al tribunal romano para que fuese crucificado. La acusación era que este hombre decía de sí mismo que era Dios. Como vemos, Flavio Josefo lo registra como tal, elevando su sabiduría y reconociendo los milagros que Jesús hacía. Lo anterior nos ofrece un dato de suma importancia que, para toda persona bien documentada, no puede negar que este dato histórico es real y no ficticio.

En ese momento, Israel estaba bajo la opresión del imperio romano, por eso, también encontramos otros historiadores que vivieron en ese preciso momento y que, de igual manera, registraron estos mismos eventos; uno de ellos es Plinio, quien vivió del año 23 al 79 d. de C., y quien también se refiere Jesucristo. Al respecto, dice lo siguiente: “Acostumbran a reunirse al amanecer y cantan un himno a Cristo”. Si nos damos cuenta, estos hombres vivieron en ese tiempo y ellos nombran a Jesucristo en sus registros históricos, por lo cual, este es un gran respaldo para reforzar la existencia verdadera de Jesucristo.

Por último, hay otro historiador romano que se llama Tácito, quien vivió desde el año 55 al 120; él también nombra o hace referencia a los seguidores de Cristo en esos años diciendo lo siguiente: “Nerón subyugó a los reos y los sometió a penas e investigaciones; por sus ofensas, el pueblo, que los odiaba, los llamaba ‘cristianos’”.

Entonces tenemos tres registros históricos de hombres que, hoy en día, son reconocidos por la historia universal, como historiadores que dejaron documentado hechos importantes tanto del imperio romano, como de los pueblos que estaban bajo su dominio.

En ese sentido, esta es la reflexión que debemos hacer como padres ¿cómo les enseñamos apologética a nuestros hijos pequeños desde la historia? Bueno no es difícil, así como nuestros hijos deben aprender historia por el currículo escolar, también debemos agregar esta información histórica a sus mentes frescas e inteligentes, de esa manera, cuando alguien le indique que Jesús es un mito nuestros niños podrán entregar un dato histórico fidedigno con el cual podrán defender su fe desde su niñez.

Durante este último tiempo de la humanidad tendremos una lucha de conceptos y de cosmovisiones humanistas versus la cosmovisión cristiana. Hoy debemos preparar una generación, que desde la niñez tengan argumentos sólidos frente a todas las ideologías, filosofías y enseñanzas nocivas para ellos. Esa responsabilidad es de los padres, si no lo hacemos, será como si nuestros hijos tuvieran sus brazos amarrados cuando vengan a golpearlos con preguntas para debilitar su fe. Los padres deben sacar las ataduras de la ignorancia de sus brazos, para que puedan defender su fe.

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