¿Cómo convertir nuestra casa en una "Casa de Oración"?


Como padres de familia que amamos a Dios y amamos a nuestros hijos nuestro mayor anhelo es que nuestra casa sea una casa de oración.

A veces es tanto nuestro anhelo por lograrlo que queremos imponer nuestras ideas y estructuras; eso fue algo que a nosotros como padres de familia nos pasó, y tuvimos que arrepentirnos por tratar de meter a Dios en una caja y pensar que esquemas que nosotros creíamos eran los únicos o correctos para tener un tiempo de oración o altar familiar.

El Señor tuvo que comenzar a trabajar en nosotros primeramente, quebrando toda idea preconcebida y como consecuencia comenzamos a ver lo que Él quería hacer en la vida de nuestros hijos.

Un texto en el que vemos la importancia que Jesús les da a los niños lo encontramos en el evangelio de Mateo:

“Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos” (Mateo 19:14 RVR1960)

Muchas veces hemos escuchado y posiblemente hasta enseñado este pasaje bíblico y acá hay algo muy importante y es que Jesús no le estaba hablando a los fariseos; sino concretamente a sus discípulos. Les estaba diciendo: Dejad que los niños vengan a mí.

Y esa es una palabra que El Señor nos está diciendo a nosotros como padres de familia hoy: ¡Dejen que sus hijos vengan a Mí! y no se lo impidan.

Y para que podamos obedecer esta orden, debemos comenzar por arrepentirnos de nuestra posición de religiosidad, de querer esquematizar estos tiempos de familia y entregarle a Él todo el control y dejar que Él sea atrayéndoles con sus lazos de amor. Arrepentirnos de corazón delante de Dios y delante de nuestros hijos. Ellos necesitan que les mostremos que nos hemos equivocado. Esto los atraerá a nosotros y al Señor.

Después de tomar esa decisión y entregar al Señor el control, podemos compartir con ustedes, que los que hemos aprendido en este proceso hemos sido nosotros.

El Señor ha usado la vida de nuestros hijos para enseñarnos acerca de la sencillez de la oración. Los niños son muy sensibles a las cosas espirituales, sus oraciones son cortas pero poderosas. Un día, tenía un fuerte dolor de cabeza, nuestra hija puso su mano sobre mi cabeza y oro: “Señor Jesús, por favor sana la cabeza de mi mami, tú tienes el poder para hacerlo. En el nombre de Jesús, Amen”. Después experimenté una sanidad inmediata.

Esto ha ocurrido varias veces, el Señor ha contestado sus oraciones. Situaciones que aún para nosotros no eran lógicas ni posibles; como lo era el anhelo de nuestra hija de tener un perrito. Ella oraba por esto con mucha fe declarando la Palabra y El Señor respondió su petición.

Este es un tiempo en donde el Señor quiere revelarse en cada hogar de una manera práctica. Los animamos a dejar de tener estructuras rígidas que limiten el poder de Dios; sino por el contrario, abrir la puerta de nuestro hogar a la presencia manifiesta de Cristo. Él se revela en donde es bienvenido.

Esos momentos pueden suceder alrededor de una mesa a la hora de desayunar, a la hora de la cena al compartir los alimentos, puede ser a la hora de acostarlos para ir a dormir, lo importante es estar abiertos y sensibles a SU presencia.

Que esos tiempos en familia sean tiempos divertidos, llenos de gozo y de sencillez.

Esto tiene que ver mucho con nosotros; de poder bajarnos al nivel de los niños; de poder conectarnos con ellos y así ellos podrán conectarse con Él; que sepan que tienen un Padre Celestial que los ama incondicionalmente y que les está esperando para hablarles y para tener una relación de amor con ellos.

Así nuestras casas se convertirán en casas de oración en donde Él tiene el primer lugar.
“Buscad a Jehová mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” (Isaías 55:6 RVR1960)



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