Hace falta un valiente

En la secundaria, me pidieron leer un libro llamado Hace falta un muchacho, de Arturo Cuyás Armengol. Dirigido a los adolescentes para levantarse con valentía para ser proactivos y buscar el desarrollo de disciplinas y carácter.

En la actualidad, varias décadas después de secundaria, me encuentro con un panorama distinto. Hoy me veo en la necesidad de escribir, no para despertar a los lectores adolescentes, sino que me urge escribir en busca de “maestros valientes”; en este tiempo, en el que no hay manera de salir de esta pandemia, tú y yo somos parte de un grupo de maestros a los que el mundo nos presenta muchos retos y desafíos.

El desafío de ya no poder dar clases como solíamos hacerlo, de ya no poder interactuar con nuestros estudiantes por el riesgo que nos contagien o que nosotros los contagiemos. El panorama pareciera que se hace más complejo en lugar de mejorar. Por un lado, casi todas las influencias positivas en los niños y jóvenes fueron arrancadas de la noche a la mañana; cero influencia, cero socialización y cero interacción con la sociedad.

Al mismo tiempo, esa misma población aislada recibió una avalancha de información por todas las redes sociales, video conferencias, YouTube y por un océano de información en la educación en línea. Hoy “hace falta un maestro valiente”; tal vez, en tu interior tienes temores, dudas e inseguridades de lo que depara el futuro de la educación. Si ese eres tú, entonces naveguemos juntos.

Jueces 6:1-11(NTV) nos presenta un panorama similar al que estamos viviendo. Por siete años, el pueblo de Israel había vivido bajo la opresión de los madianitas. Era tan fuerte el maltrato que se escondían en sus casas y buscaban recursos en lugares alejados donde nadie estuviera cerca. No había reuniones públicas ni nada que llamara la atención. La biblia dice que cada vez que los madianitas incursionaban donde Israel vivía, acababan con todo: cosechas, animales y posesiones. Qué bueno que a nosotros no nos ha tocado un tiempo tan largo, pero el encierro, el alejamiento y caminar en temor ha sido muy similar… Hasta que clamaron al Señor y pidieron ayuda; entonces, fue enviado un ángel con un mensaje para Gedeón: “Entonces el ángel del Señor se le apareció y le dijo: —¡Guerrero valiente, el Señor está contigo!” (Jueces 6:12 NTV).

¿Te has imaginado lo que pensó Gedeón cuando el ángel del Señor le dio ese mensaje? Tal vez pensó: “Yo no me siento valiente, no me siento capaz… estaba escondido limpiando el trigo con el cuidado de no ser visto por nadie”. Finalmente, con todo el miedo e inseguridad, Gedeón respondió al llamado y al final de la historia se convirtió en un guerrero fuerte, valiente y dirigido.

Las circunstancias adversas que el mundo entero está atravesado han cambiado drásticamente nuestra manera de vivir, servir y nuestra manera de ver al mundo. Pero, hoy se nos llama, tal como se le llamó a Gedeón: “Eres un guerrero valiente y Dios está contigo…”.

¿Será que tenemos nosotros esa misma oportunidad en medio de un mundo lleno de temor, injusticias, inestabilidades y con todo en nuestra contra si tan solo nos levantamos a responder el llamado de Dios para no descuidar a esta generación, sino todo lo contrario levantarnos para hacer un puente que conecta el corazón del padre celestial con el corazón de esta generación que está creciendo tan necesitada?

Quién sabe, si nosotros también podamos convertirnos en guerreros fuertes, valientes y dirigidos a impactar a esta generación con nuestra influencia positiva. Si hasta hoy has tenido temor, duda e inseguridad, felicitaciones, tú y yo somos como Gedeón y si respondemos con un “sí” al llamado que se nos hace, podremos levantarnos y convertirnos en los tan necesitados… “maestros valientes”.

 

Puedes acceder a toda esta revista en forma gratuita aquí: Edición 35


Publicación más antigua Publicación más reciente