¡Cuántos errores se podrían evitar si tuviéramos en cuenta que la Biblia es nuestro manual de uso! El salmista fue sabio al expresar “Tu palabra es una lámpara a mis pies, es una luz en mi sendero” (Salmos 119:105 NVI). ¿Somos nosotros sabios? ¿Podremos decir que la Palabra de Dios es una luz en nuestro camino?
Cada día podemos recurrir a ella para encontrar la dirección a nuestro andar. En la Biblia, podemos encontrar un consejo para toda situación o circunstancia que debamos enfrentar. Si necesitamos refugio ante la adversidad, la Biblia nos hace la vida más llevadera y podemos adquirir sabiduría y entendimiento. Conocemos que las promesas que Dios hace son cumplidas de acuerdo con su propósito eterno, gracias a que en la Biblia están tanto las promesas como su cumplimiento.
“Enséñame, Señor, a seguir tus decretos, y los cumpliré hasta el fin. Dame entendimiento para seguir tu ley, y la cumpliré de todo corazón. Dirígeme por la senda de tus mandamientos, porque en ella encuentro mi solaz. Inclina mi corazón hacia tus estatutos y no hacia las ganancias desmedidas. Aparta mi vista de cosas vanas, dame vida conforme a tu palabra. Confirma tu promesa a este siervo, como lo has hecho con los que te temen. Líbrame del oprobio que me aterra, porque tus juicios son buenos. ¡Yo amo tus preceptos! ¡Dame vida conforme a tu justicia!” (Salmos 119:33-40 NVI).
En tiempos en los que la integridad es un bien preciado y poco hallado, la Biblia hace que la encontremos y la adquiramos conforme al plan que Dios estableció para toda persona que cree en Él y sigue sus estatutos. Por eso ¡cuán importante es enseñar las Escrituras a los niños y a los jóvenes! “¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu palabra” (v.9). Los mandamientos de Dios muestran un camino recto, el que hace que no peque el hombre contra su Dios (v.11).
Si nuestra vida está en medio de una dificultad, la Biblia nos ayuda a encontrar el camino hacia soluciones duraderas. Si nuestro matrimonio está en crisis, la Biblia nos dará pautas que, al seguirlas, nos llevarán a una prueba superada sin mayores consecuencias. Si necesitamos guía como padres, la Biblia nos indica cómo reaccionar y, además, nos da el mejor modelo de padre, nuestro Dios. Si la angustia nos abruma, la Biblia nos da paz. Si la alegría nos invade, la Biblia la transforma en un verdadero gozo. Si debemos despedirnos de un ser amado que partió a la gloria eterna, la Biblia nos da la esperanza de la vida eterna. Si la enfermedad amenaza nuestro hogar, la Biblia nos da una perspectiva diferente que puede ser sanidad o puede ser entendimiento acerca de los planes de nuestro Señor.
Diversidad en la unidad literaria
Llama la atención a los ojos curiosos, que siendo la Biblia una pequeña biblioteca llena de sabiduría, escrita a través de los siglos de historia del pueblo de la humanidad, conserve un hilo conductor que haga que hombres que vivieron en diferentes épocas fueran inspirados de tal modo que la coherencia literaria no se pierda. Así como los hechos narrados en ella se confirman después de millones de años como hechos que realmente ocurrieron, no es tomada como prueba científica, sin embargo, una y otra vez el hombre de ciencia debe reconocer que detrás de cada detalle en el universo hay un Ser Superior que diseñó un maravilloso lugar para que lo habitemos, lo administremos y lo disfrutemos. Ese “Ser Superior” no es otro que el Alto y Sublime, el Creador de los cielos y la tierra.
Sin embargo, ante la negación del hombre de la veracidad bíblica, el apóstol Pedro deja en claro que las Escrituras fueron inspiradas por Dios y advierte que:
“Ante todo, tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de la interpretación particular de nadie. Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:20-21 NVI).
No solo la Biblia da crédito al verdadero autor, sino que muchas veces corrige a los lectores para que no se equivoquen en el espíritu de su doctrina uniforme. El apóstol Pablo, en la carta a los Gálatas, les exhortó acerca de creer en otro evangelio que no sea el de Jesucristo.
“Me asombra que tan pronto estén dejando ustedes a quien los llamó por la gracia de Cristo, para pasarse a otro evangelio. No es que haya otro evangelio, sino que ciertos individuos están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el evangelio de Cristo…” (Gálatas 1:6-7 NVI).
Vale recordar, entonces, que la Biblia no es simplemente un libro que adorna nuestras mesas de noche, o que ocupa un lugar en los estantes de la sala. La Biblia es mucho más que una biblioteca móvil y portable, la Biblia es nuestro manual de uso, el que el fabricante adjuntó para que sea consultado ante cualquier duda, defecto o falla del hombre. De la misma manera que se debe consultar para poder darle a la vida la mejor utilidad, que reditúe en la plenitud que tanto busca la sociedad de hoy.
Puedes acceder a toda esta revista en forma gratuita aquí: Edición 37