Ver a un juvenil que da su vida a Cristo trae alegría al corazón. Ser testigo de esta entrega a Jesús en su adolescencia es de gran emoción para nosotros como educadores de la Palabra de Dios.
A los juveniles de hoy no le es fácil hacer este tipo de decisión, ya que su mente está bombardeada a diario por filosofías, conceptos y principios totalmente opuestos a la sencillez del Evangelio de Jesucristo. Es un gran reto ir contra la corriente de sus amigos y familiares que no siguen a Jesús. Aceptar a Jesús como su salvador personal es visto como una locura.
Este jovencito o jovencita enfrentará muchos desafíos en su caminar cristiano. Queda de nosotros como discipuladores, el trabajo de sembrar, ayudar a crecer y dar fruto. No queremos que niegue su fe, sino que sea valiente y atrevido para conquistar a otros para Jesús e ir en contra de la corriente social que le rodea.
¿Qué puede hacer con un juvenil recién convertido? ¿Cuáles herramientas le provee para que tenga un buen fundamento y no deje el camino a la eternidad?
En la pastoral de esta edad hay que observar varias áreas de crecimiento espiritual. Ellos son vulnerables; van a fallar y desalentarse.
- Tiene que haber un acompañamiento pastoral para cuando surjan las inquietudes, las dudas, preguntas y los momentos de indecisión.
- Para que puedan ayudarlos a dar pasos de fe, tenemos que conocer su entorno, las características, las necesidades y las ideas preconcebidas de sus edades. Así, preparar un plan de discipulado intencional y con propósitos, que los guíe a conocer a Dios íntimamente y saber lo que tiene Dios para sus vidas.
- Armarlos con las herramientas eficaces de vivir como siervos de Dios y saber luchar contra lo que el enemigo de las almas pueda levantar contra su caminar con Cristo. Las lecciones deben ser relevantes y sujetas a lo que enfrentan en la sociedad.
Algunos temas que debemos considerar en la planificación de currículo:
- Mi identidad en Cristo.
- Mi cuerpo: templo del Espíritu Santo.
- Los amigos y la presión de grupo.
- La vida social y las relaciones dentro de los parámetros cristianos.
- Los desafíos y las oportunidades del diario vivir.
- Cómo lidiar con los problemas de la vida.
- Cómo defender su fe sin temor.
- Uso correcto de la tecnología y los juegos virtuales.
- Las tentaciones, las críticas y las decisiones.
- Los estudios, el trabajo y metas futuras.
- La oración y la lectura bíblica como armas espirituales.
- Ser ejemplo y modelo para seguir.
- Ofrecer mentoría y consejería en los tiempos de incertidumbre, pruebas y desafíos.
- Guiar su vida a que gusten de las disciplinas espirituales.
- Proveer enseñanzas claves como herramientas de crecimiento y madurez.
- Crear oportunidades de evangelización y ser testigo fiel.
- Enfatizar en la persona del Espíritu Santo como ayudador.
- Involucrarlos en las actividades de la iglesia y en la hermandad multigeneracional.
No queremos que los juveniles den marcha atrás y se desvíen de la senda a la eternidad. Sus vidas van a ser las que impactarán al mundo y trastornarán la sociedad en que viven. ¡Hagamos todo lo posible porque sean victoriosos en Cristo!
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