La importancia de hablar de sexualidad en el hogar

La sexualidad es un tema que muchos consideran controversial, sin embargo, es crucial. Como madre y maestra de jóvenes y adolescentes, sé que el tema del sexo está siempre presente en las conversaciones, los chistes y, en especial, en los pensamientos de los jóvenes.

Nuestros hijos viven en una sociedad sumamente sexualizada en la que están expuestos a lenguaje, imágenes y conductas sexuales antes de estar preparados. La realidad es que un niño de 7 u 8 años no tiene que entender lo que es tener una relación sexual o del sexo, pero sí es necesario que conozca su cuerpo, el cual es un sexual. Nuestra realidad actual es que la mayoría de los niños de 7 a 8 ya han sido expuestos de manera directa o indirecta a lo que el mundo define como sexualidad. Los adolescentes no pueden hacer nada con respecto a las hormonas que aparecen a los 12 años, actúan más por impulso y emoción que por conocimiento y entendimiento. Pero, no tienen más remedio que aprender a manejar sus cuerpos cambiantes y los nuevos impulsos en una sociedad que les muestra que “sí” pero les dice “ahora no”.

Nuestros hijos tienen más acceso y propaganda que todas las generaciones que les anteceden. De hecho, se les ha provisto más opciones de las necesarias ya sean ciertas o falsas. La sexualidad no es la excepción. ¿Por qué hablar de la sexualidad en casa?

1. Porque van a aprender acerca de la sexualidad de todos modos.

  • La realidad es que si usted no es quien está educando a su hijo quiere decir que otra persona lo hará o lo está haciendo, ya que todos estamos siendo bombardeados a diario con este tema. La sexualidad está infiltrada y lo triste es que ya ni necesita camuflarse, porque está de manera explícita, incluyendo los programas y películas de niños.
  • Los adolescentes, como mencioné anteriormente, están pasando por muchos cambios biológicos y las hormonas están en su apogeo. Lo natural es que tengan muchas preguntas que deben ser contestadas por sus padres, pero si en casa nunca se habla de la sexualidad y cuando se menciona tratamos de desviar el tema, pues nuestros hijos no van a regresar a nosotros y van a buscar respuestas en otro lugar.

2. El mundo no tiene ningún problema en definir y explicarles a nuestros hijos lo que debe ser la sexualidad.

  • Muchas veces evitamos el tema porque nos avergüenza que nos pregunten de nuestras propias experiencias. Entendemos que si hablamos de sexualidad estamos despertando una curiosidad en ellos y puede tener otras consecuencias. Esto es totalmente falso.
  • Si nosotros fallamos en tener estas conversaciones no vamos a poder ayudarlos a diferenciar entre el conocimiento y la práctica.

3. No educar ni hablar de la sexualidad en nuestra casa es una falta de respeto hacia Dios y su Palabra.

  • Dios creó el sexo y al igual que nos sentamos a discutir los mandamientos y las promesas de Dios, debemos armar a nuestros hijos con el conocimiento de Dios hacia la sexualidad. El sexo lo creó Dios, pero tiene su lugar y tiempo. El enemigo ha tratado y de manera muy efectiva de distorsionar lo que la sexualidad representa. El mundo ha cambiado la descripción del sexo.
  • Enséñeles a sus hijos que el diseño de Dios para la sexualidad es el matrimonio, que no existen otras alternativas. Las opciones que brinda el mundo siempre terminan en dolor y vergüenza.

Las estrategias son las siguientes:

Proporcione información precisa y adecuada para el contexto de desarrollo. Cada edad tiene una capacidad de entendimiento diferente. Un niño pequeño que pregunta: “¿qué quiere decir sexo?”, tal vez se esté preguntando qué quiso decir la maestra cuando les pidió que “formaran filas por sexo” para el recreo. Averigüe exactamente cuál es la pregunta y luego intente dar una respuesta adecuada.

Fije expectativas positivas. Haga saber a sus hijos que merecen disfrutar del buen sexo; ayude a sus hijos a saber por qué vale la pena esperar hasta el matrimonio para tener relaciones sexuales.

Sea realista. Aclare los mitos y los rumores. Ofrezca información precisa. Use un lenguaje simple, pero respete la inteligencia y la curiosidad de los niños. Sobre todo, evite menospreciar a los niños y adolescentes cuando hable de sexo.

Enseñémosles a nuestros hijos que amen a Dios (Deuteronomio 6: 5-8). Esto será la luz que les alumbre y les ayudará a frenar y tomar decisiones correctas en cuanto a la sexualidad. Es necesario que ellos entiendan que el amor de Dios es inigualable y la fidelidad de Dios inmedible, por lo cual que se enamoren de Dios a tal grado que desprecien el pecado. Que el hecho de angustiar a Dios les angustie tanto que decidan someterse a Dios y seguir sus decretos. Este es el antídoto más grande e infalible contra la inmoralidad sexual.

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