Ser generosos: la bendición del dar



En su discurso de despedida (Hechos 20) Pablo les habla a los ancianos de la iglesia, sabiendo que ya no los volvería a ver, y allí les dice que deben recordar las palabras del Señor: “Hay más bendición en dar que en recibir” (NTV)

En esa conversación los estaba motivando a que vivan con propósito. Lo primero que él les dice es que crean en el evangelio, que vivan de acuerdo con el evangelio. Seguidamente repite lo que Jesús mismo dijo: “Hay más bendición en dar que en recibir”, y con esas palabras Pablo finalizó su mensaje. Luego se arrodilló y oró con ellos.

Cuando alguien sabe que ya le queda poco tiempo de vida, convoca a la gente que ama para decirles las cosas que considera son más importantes. Y aquí Pablo hace eso mismo con los ancianos de Éfeso, los reúne y les dice: Crean en el evangelio y sean radicalmente generosos.

Él les habla del poder que implica el dar, a través de la palabra bendición. Veamos el siguiente texto bíblico referente al mismo tema:

“Recuerden lo siguiente: un agricultor que siembra solo unas cuantas semillas obtendrá una cosecha pequeña. Pero el que siembra abundantemente obtendrá una cosecha abundante.

Cada uno debe decidir en su corazón cuánto dar; y no den de mala gana ni bajo presión, ‘porque Dios ama a la persona que da con alegría’. Efectivamente, serán enriquecidos en todo sentido para que siempre puedan ser generosos.” (2 Cor. 9:6-7- 11 NTV).

Confío en que esa es nuestra actitud respecto al dar en cualquier área de la congregación a la que pertenecemos, pero hoy quiero enfatizar en el hecho de hacerlo para el Ministerio de Niños.

Estamos viviendo una temporada de incertidumbre a nivel global, y hoy más que nunca necesitamos que nuestros niños reciban la preparación espiritual adecuada para enfrentarse a lo que viene por delante. Ellos se moverán en un mundo que necesitará mayor contención debido a las pérdidas que se sufrirán como consecuencia de esta pandemia, y la mejor respuesta a esa necesidad es llevar el mensaje de Jesús.

Por supuesto que el crecimiento espiritual no depende del dinero, pero con nuestra colaboración podemos hacer que el ambiente de la escuela dominical o escuela bíblica donde los niños se reúnen y capacitan sea confortable y cuente con los recursos adecuados. Allí ellos se formarán como verdaderos guerreros del Señor para salir a conquistar un mundo que necesita imperiosamente escuchar la Palabra de Dios.

Tenemos en nuestras manos la gran oportunidad de ser parte e involucrarnos, así que ¡no la dejemos pasar!

Estoy completamente seguro que cuando las ofrendas lleguen, los maestros y colaboradores estarán felices y agradecidos, y Dios se ocupará de retribuir a cada uno como solo él sabe hacerlo: con bendición y sobreabundancia.

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