Toda educación es religiosa

Toda la educación es religiosa. Por eso la educación estatal es tan peligrosa, porque transmite la religión predominante de quienes tienen el control. Algunas personas dicen que la educación es neutral y, por lo tanto, la religión debe mantenerse separada de la educación, lo que en muchos países de hoy se traduce en que cualquier mención de Dios o de valores piadosos debe extirparse de las escuelas públicas. Pero, toda educación imparte una visión del mundo y premisas básicas sobre la vida que están enraizadas en la religión. La cuestión no es dejar la religión fuera de la educación (lo cual es imposible); la cuestión es en qué religión está basada la educación.

En la mayoría de las naciones hoy, el Estado o el Gobierno controla la educación. La filosofía fundacional de la educación estatal moderna contrasta grandemente con la educación cristiana. La educación bíblica está arraigada en los absolutos de la palabra de Dios.

Lo trágico es que muchos hemos entregado nuestros hijos a los secularistas para que los preparen y formen discípulos, lo que equivaldría a que los antiguos israelitas entregaran sus hijos a los filisteos para que los educaran. Cuando enseñamos a nuestros jóvenes que son simplemente animales (gusanos adultos que evolucionaron de las bacterias) y que la moralidad se basa en los puntos de vista cambiantes de un pueblo egoísta, no debería sorprendernos cuando actúan como animales y se deshacen de cualquier restricción moral. No olvidemos que Jesús dijo que seríamos como nuestros maestros (Lucas 6:40 RVC).

Quien controla a los niños controla el futuro. Los marxistas entendieron esto y buscaron controlar la educación y todavía lo hacen. Dios ha dado la responsabilidad de educar a los hijos principalmente a los padres, no al Estado. Desafortunadamente, muchos han dado al César (gobierno civil) lo que es de Dios, en contra del mandato de Cristo de dar a Dios lo que es de Dios. En particular, con consecuencias devastadoras, le hemos dado al César el control de nuestros hijos y nuestra propiedad (y mucho más). El estatismo se ha convertido en el becerro de oro de gran parte del mundo moderno. ¿Cuál es la solución al problema?

Educación bíblica

La Biblia tiene mucho que decir acerca de la educación. Los padres y abuelos tienen el deber de enseñarles a sus hijos y nietos toda la Palabra de Dios, aprovechando todas las oportunidades de la vida (Deuteronomio 6:4-7 RVC). Jesús nos dijo que hagamos discípulos a hombres y naciones a través de la enseñanza de toda su palabra (Mateo 28:18-20 RVC).

La educación es cómo sembramos y luego cosechamos el alma. La parábola del sembrador (Marcos 4) muestra al reino de Dios como una semilla. Cuando nos arrepentimos y nos sometemos a Cristo, nos convertimos instantáneamente, pero el establecimiento del carácter y el reino de Dios en nuestro interior es un proceso gradual. Como sucede con el crecimiento de una planta o un árbol, se planta una semilla, se le proporciona alimento, cuidado y luz solar; finalmente, la planta madura y da fruto (la poda también es importante). Este mismo principio se aplica cuando se establece la verdad de Dios en las naciones del mundo. La transformación ocurre gradualmente y la educación cristiana es esencial en ese proceso.

Los padres tienen el derecho y la responsabilidad de dirigir la educación de sus hijos. Tienen la responsabilidad de formar a los niños en el carácter y la cosmovisión bíblica (Efesios 6:1-4; Proverbios 1:8; 22:6). Los padres deben discipular a sus hijos. Si son fieles en ello, tendrán un impacto, en sus hijos, en la sociedad, e influenciarán naciones.

Las familias deben asumir la responsabilidad de dirigir la educación de sus hijos. Crear escuelas que ayuden a preparar a los jóvenes. Animar a los estudiantes a buscar la vocación que Dios tiene para ellos. En cada una de sus facetas: la filosofía (por qué), la metodología (cómo) y el contenido (qué) debe ser bíblica.

La educación bíblica es el medio de pasar el testigo (el reino) a la próxima generación y equiparlos para pasarlo a sus descendientes. Establecer la educación bíblica en las naciones es, por lo tanto, un asunto de extrema importancia.

(Extraído del libro La tercera revolución educativa, publicado por Editorial JUCUM, 2022).

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