Estas lecciones de liderazgo las he compilado de la historia de la Samaritana del Pozo en Juan capítulo 4. Deseo exhortar a líderes de iglesias que, muchas veces, se desaniman porque creen que su aportación es “pequeña” o están dudando si Dios puede usarlos. Muchos son líderes en potencia que solo necesitan capacitación y alguien que les diga que ellos también son influyentes y capaces de apoyar ministerios de niños, mujeres, hombres, etcétera.
Enseñarás con tu ejemplo. Juan 4:39: “Muchos samaritanos de esa aldea creyeron en Jesús, porque la mujer había dicho...” (NTV).
Lograr que le creyeran en tiempos bíblicos, más aún, siendo una mujer que había tenido cinco maridos, debió ser una gran hazaña. Una de las mejores herramientas con las que cuenta un líder es su propia experiencia de vida o testimonio. Eso quiere decir que tomas lo que has vivido y lo usas para bendecir las vidas de otras personas. Para esto tu vida debe ser un buen ejemplo de restauración, superación y desarrollo.
Lectura suplementaria: Marcos 5:19.
Obtendrás lo que necesitas. Juan 4:34-38 describe el tema “Uno siembra y otro cosecha”. Estas palabras se las dijo Jesús a sus discípulos en el mismo momento en el que la mujer samaritana estaba movilizando a la gente de su aldea para traerlos donde Él estaba. Ya Jesús sabía que la siembra (gestión) de la mujer samaritana daría una cosecha exitosa de creyentes. Jesús le había dado a ella lo que necesitaba para evangelizar. La intención de ser líder ministerial es siempre cumplir con la misión que Dios te entregó y eso lo vas a hacer, aunque no te paguen, te agradezcan o te reconozcan.
Lectura suplementaria: Mateo 10:9-14.
Respetarán tu llamado. Juan 4:27: “Se sorprendieron al ver que Jesús hablaba con una mujer, pero ninguno se atrevió a preguntarle” (NTV). Le llamo a esto respeto debido al respaldo, ya que la gente entiende que vienes por parte de Dios. Muchas personas tratarán de hacerte creer que no eres capaz, que no tienes educación, experiencia, influencia ni recursos para hacer lo que te propones ministerialmente. Quiero recordarte que nadie podrá poner en duda tu llamado, cuando Dios te envía y te respalda. Los llamados de Dios no pueden ser ignorados, comprados, robados, copiados ni transferidos.
Lectura suplementaria: 1 Corintios 12:4-11.
Apoyarás tu comunidad. Juan 4:28-30. “La mujer dejó su cántaro junto al pozo y volvió corriendo a la aldea” (v. 28 NTV). Ella salió corriendo a traer a la gente del pueblo y no se detuvo a pedirle permiso a nadie, tampoco fue al primero al instituto bíblico, ni dudó del llamado que tenía. Por eso, 2000 años después continuamos mencionándola. Ella decidió influenciar la gente de su aldea al darles la buena noticia sobre el Mesías. La acción de esta valiente mujer logró que todo un pueblo creyera en Jesús.
Lectura suplementaria: Hechos 1:8.
Pulirás tus dones. Juan 4:10: “Yo te daría agua viva” (NTV). Estás equipado con los dones y llamado que Dios te dio que son como una piedra preciosa que debes pulir en todas las áreas posibles; sabiduría, espiritualidad y conocimientos. Eso es lo que Dios espera de alguien que él escoge. Esta capacitación puede ser en forma de cursos cortos, certificaciones, estudios bíblicos, cursos en línea, discipulados, retiros, seminarios, charlas, etcétera. Dios espera lo mejor de ti, demuéstrale a Dios que tomas en serio la tarea que Él te encomendó, al prepararte apropiadamente para hacer un trabajo de excelencia.
Lectura suplementaria: Hebreos 4:12.
Multiplicarás tus esfuerzos. Juan 4:40-41: “Le rogaron que se quedara en la aldea” (NTV). La mujer samaritana hizo la gestión necesaria de traer la gente del pueblo a Jesús. Por su buena disposición, sus esfuerzos fueron multiplicados. Mucha gente de la aldea se interesó en escuchar a Jesús y Él se quedó por allí dos días. Cuando se trabaja para el Reino de Dios, ninguna gestión es pequeña. Todo lo que hagas, será de gran impacto.
Lectura suplementaria: Mateo 25:14-30.
¡Ánimo líder! Hay mucho trabajo que hacer. Dios cuenta con cada uno de nosotros.
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